
A lo largo de la conversación fueron muchas las películas y los momentos de éstas que comentamos, pero fue una de ellas, "Tamaño Natural", la que, al parecer, iba ganando la batalla a otras obras del cineasta como la trilogía del "Marqués de Leguineche", "Plácido", "El verdugo" o "Bienvenido Mr.Marshall". El motivo de esta supremacía era muy claro: en esa película, el humor irónico y un tanto absurdo del que hacía gala el genio berlanguiano había conseguido fusionarse con otro aspecto clave en la vida del cineasta: la pasión por el erotismo.

Es por ello que hoy, a pesar de la marcha de uno de los últimos bastiones de una filosofía de vida y de trabajo con la que todos nosotros comulgamos, desde este blog, humildemente, honramos la desaparición de un personaje que, de forma totalmente plausible, deambulará por todos y cada uno de nuestros relatos buscando refugio en nuestras letras, nuestras historias, pero, sobre todo, legitimando nuestros anhelos y deseos y exhortándonos, de forma impersonal pero, a la vez, de la forma más cercana posible, a recoger su testigo que, desde aquí, recogemos con la mayor de las ilusiones.
La literatura erótica ha perdido a un hijo. Cuaderno de Eros ha perdido a su padre.
Adiós a un maestro. Con su cine se ha ganado el altar de la inmortalidad.
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